Como tema de este encuentro me ha sido inspirado aclarar lo que significa llegar a la perfección como objetivo o propósito del alma.
Para ilustrarlo llegó a mis manos un párrafo de un capítulo del libro Conversaciones con Dios1 en el cual Dios distingue entre el ser y el hacer, refiriéndose al hacer como aquellas actividades a las cuales nosotros, los seres humanos, nos dedicamos en nuestra vida cotidiana. En cambio, el Ser es una función del alma.
Diferencia entre hacer y Ser
Así Dios distingue el hacer como una función del cuerpo y el Ser como una función del alma. Entonces, cuando hablamos de alcanzar la perfección, hablamos de la perfección del Ser, no del hacer.
Dice que al alma siempre está siendo. Está siendo lo que está siendo independientemente de lo que haga el cuerpo, no a consecuencia de lo que haga el cuerpo.
Si pensamos que nuestra vida se basa en el hacer y que la perfección que debemos alcanzar para llegar a la Maestría está allí en lo que hacemos, evidentemente no estamos entendiendo bien las cosas.
Al alma no le importa lo que hagamos, por ejemplo, para ganarnos la vida (e inclusive cuando nuestra vida en la tierra termine, tampoco a nosotros nos importará que hayamos hecho). Al alma le importa qué eres mientras haces lo que hagas para ganarte la vida o para cualquier otra cosa que decidieras hacer mientras estas con vida en la tierra.
La perfección del Ser
Lo que el alma busca es el estado del ser; no el estado del hacer. Por lo tanto, lo que busca es la perfección del Ser mientras estamos haciendo lo que hemos decidido hacer.
Al alma le preocupa donde vas a estar cuando hagas lo que decidiste hacer. Sea cual fuera lo que decidiste hacer ya sea para ganarte la vida o cuando decidiste hacer de padre o de madre, de hijo o hija, de abuelo o abuela, de nieto o nieta, de amigo o amiga, de empleado, de jefe, etc.
¿Dónde vas a estar en esas relaciones o en esas actividades que decidiste realizar? ¿Vas a estar en un lugar llamado temor o en un lugar llamado Amor?
Vas a actuar en tus quehaceres o interrelaciones cotidianas del lado del temor y sus atributos o del lado del Amor y sus atributos. ¿Desde qué lugar vas a actuar? ¿Qué vas a Ser mientras estés haciendo?
Vas a Ser una persona abierta, amistosa, cuidadosa, servicial, considerada, alegre, contenta cuando estás haciendo lo que estés haciendo, ó por el contrario, vas a ser una persona cerrada, distante, descuidada, desconsiderada, gruñona, llena de odio, ira y resentimiento, descontenta con todo lo que haces, enjuiciando y criticando a todos los seres que te rodean (jefe, madre, padre, hermano, amigo, compañero de trabajo)?
¿Quién eres mientras estás haciendo?
¿Y si escogieras los estados más elevados del Ser en todas las circunstancias de tu vida? ¿Si eligieras la bondad, la misericordia, la compasión, el conocimiento, el perdón, la generosidad, el amor, la paciencia, la perseverancia, la comprensión, la tolerancia?
Dijo Dios al autor de este libro que mencionamos: No estás en este planeta para producir nada con tu cuerpo. Estás en este planeta para producir algo con tu alma. Tu cuerpo es el instrumento de tú alma. Tu mente es la fuerza que hace que el cuerpo funcione. De modo que lo que tienes es una poderosa herramienta utilizada en la creación del deseo del alma
Y el alma busca la perfección en el Ser, no en el hacer. Ser perfeccionistas en la que hacemos no es importante, lo importante es perfeccionar nuestro Ser mientras estamos haciendo.
Si cuando estamos en nuestro modo de hacer algo nos sale mal esto puede servirnos de experiencia para la próxima vez poder hacerlo mejor. Pero si en ese momento nuestro modo de Ser es de frustración, de enojo, de ira, no solo que no lo haremos mejor la próxima vez, sino que estaremos fallando en nuestro modo de Ser. Si en cambio ante un fracaso somos tolerantes con nosotros mismos, aceptamos los resultados, tomamos ese fracaso como experiencia para hacerlo mejor la próxima vez, estamos siendo con los atributos del amor, y esto nos llevará a su vez a hacer mejor nuestro cometido la próxima vez. Debemos siempre Ser conforme a los atributos del Amor cuando estamos haciendo y evitar ser con los atributos del miedo.
Lo mismo vale en nuestras relaciones con nuestros hijos, con nuestros padres, con nuestros compañeros de trabajo, sean estos jefes o subordinados. En cada interacción, en cada hacer con ellos, debemos Ser conforme a los atributos del amor y no del temor.
Para ejemplificar estos comentarios conté mi experiencia de la ayuda que recibí del Arcángel Rafael al hacer algo trivial como un trámite en una oficina pública. Y esto sucedió porque ante los inconvenientes que se me presentaron elegí Ser conforme a las cualidades del Amor e invocar la ayuda de los Seres de Luz que siempre están a nuestra disposición para colaborar con nosotros.
1Extraído del libro “Conversaciones con Dios” de Neale Donald Walsch
Deja una respuesta