Dice el Kibalión1:
“Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda, el ritmo es la compensación”.
Este principio encierra la verdad de que todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta, es una oscilación de péndulo entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad.
Y esto rige para todos en la creación; soles, mundos, animales, mente, energía, materia. Esta ley se manifiesta tanto en la creación como en la destrucción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida y en los estados mentales del hombre.
La evolución humana es una evolución rítmica (nacemos a la vida física, morimos para nacer a la vida espiritual). Es la respiración y aspiración de Brahma.
El día, la noche, las estaciones, los gobiernos, todo tiene su propio ritmo. Nada está en reposo.
Nuestros estados de ánimo son fluctuantes, nuestros sentimientos, nuestros estados mentales. Este principio lo vemos en todo.
¿Cómo escapar a sus efectos?
Los hermetistas, de donde procede el Kibalión, encontraron este principio como de aplicación universal, y han descubierto métodos para escapar a sus efectos.
Emplean para ello la ley mental de neutralización. No pueden anular el principio o impedir que opere, pero han aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, lo cual depende del dominio que se tenga de éste.
Es saber cómo usarlo en lugar de ser usado por él. El Maestro se polariza a sí mismo en el punto donde desea quedarse y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendular que tendería a arrastrarlo hacia el otro polo.
Todos los que han adquirido cierto grado de dominio sobre sí mismo, la ejecutan hasta cierto punto, consciente o inconscientemente. Pero el Maestro lo efectúa conscientemente y por el solo poder de su voluntad alcanza un grado de estabilidad y firmeza mental, casi imposible de concebir. Todo esto forma parte de la alquimia mental hermética.
Elevarnos al plano superior
Todas estas leyes no son ni buenas ni malas, solo garantizan el funcionamiento armónico del universo, y es nuestro conocimiento del uso de ellas las que las hace buenas o malas para cada quién.
Sabemos que hay dos planos de manifestaciones de los fenómenos mentales, o sea dos planos de consciencia, uno superior y otro inferior.
Entonces, si nos elevamos al plano superior escapamos de la oscilación pendular que solo se manifiesta en el plano inferior. En otras palabras, la oscilación del péndulo se produce en el plano inconsciente y nuestra consciencia por lo tanto no queda afectada. A esto lo llamamos neutralización.
Su operación consiste en elevar el YO sobre las vibraciones del plano inconsciente de la actividad mental de manera que la oscilación negativa del péndulo no se manifieste en la consciencia y no quede uno afectado por ella.
Esclavos del péndulo
Se podrá ver la importancia de este tema con solo pensar lo esclavas que son las personas, en su mayoría, de sus propios estados de ánimo, sentimientos y emociones y el poco dominio de sí mismas que tienen. A un período de entusiasmo ha seguido un correspondiente período de depresión. Igualmente tenemos períodos de valor que son seguidos por períodos de desaliento y miedo. Y así sucede con todos, o por lo menos, con la mayoría: mareas de sentimientos, emociones se elevan y luego caen.
Dominar las oscilaciones
Si se comprende la operación de este principio, se obtendrá la clave para dominar estas oscilaciones y uno podrá conocerse así mismo mucho mejor evitando dejarse llevar por esos flujos y reflujos. La voluntad es muy superior a la manifestación consciente de este principio, por más que el principio mismo nunca pueda ser destruido. El péndulo siempre oscila, pero podemos evitar ser arrastrados por su oscilación.
A través de la transmutación mental es posible elevarse por sobre la oscilación rítmica y polarizarse en el polo deseado, pero esto sólo es posible a través de la elevación del nivel de conciencia y el ejercicio de la voluntad. En el caso de estar inmerso en un ritmo negativo, la tendencia natural es que ese ritmo se mantenga, y solo podrá cambiarse con una toma de conciencia y ejerciendo la voluntad para crear deliberadamente un ritmo diferente y opuesto al anterior.
Al finalizar realizamos una meditación para comenzar a practicar este proceso de neutralización, lo cual nos ayudará, a través de la práctica, a transmutar nuestros estados mentales y evitar hasta cierto punto que el principio del ritmo nos maneje a su voluntad.
1 Todo este texto fue extraído de El Kibalion, filosofía hermética del Antiguo Egipto y Grecia, escrito por los Tres Iniciados
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