El proceso de evolución espiritual nos permite alcanzar nuestro objetivo que es llegar al Paraíso, es traer el Cielo a la Tierra, alcanzar esa perfección que traiga consigo la iluminación, esa realización del Ser, ese estado de plenitud que solo la gracia puede brindar. En resumen, el objetivo del alma es alcanzar la Verdadera Felicidad, ese estado del Ser en el cual podamos manifestar todos nuestros poderes espirituales, un legado del Creador.
Para ello debemos encontrar el camino, ese camino que muchos Maestros nos señalaron y seguirlo hasta llegar a la meta.
Encontramos esa guía en las enseñanzas del Maestro Jesús, en las enseñanzas de los Maestros Ascendidos que menciona la Metafísica, en las enseñanzas hindúes como las del Maestro Yogananda, por ejemplo.
El lograr la perfección implica llegar a un estado tal de vibración que nos permita ascender a los planos superiores. Y esto depende de nuestro comportamiento y de cuanto nos esforcemos en cumplir la ley y en manejarla correctamente en nuestro beneficio.
Para ello debemos seguir el camino del Maestro y ese camino es claro, está escrito y se resume en dos grandes mandamientos: Amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo así como a nosotros mismos.
Esto implica no sentir culpa, no juzgar ni criticar al otro, ser prudente, solidario, no engañar maliciosamente, ser honesto, honrado, leal, practicar la bondad amorosa. Limpiar los karmas pasados revirtiéndolos con buenas obras, cambiar los hábitos malos. Transformar nuestras sombras en Luz.
Las enseñanzas hindúes a través de los Sutras (escrituras sagradas de sabiduría oriental) narran maravillosamente este proceso de evolución espiritual.
En este encuentro hemos interiorizado estas enseñanzas y meditado sobre ellas, tal como las narra el Maestro de Paramahansa Yogananda, Sri Yuksteswar en su libro «La Ciencia Sagrada».
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