En nuestro encuentro anterior expresamos que la base más natural y más profunda para poder manifestar nuestros poderes espirituales es gozar de una profunda paz interior.
1 Otra base de proyección poderosa y coherente de los poderes creadores es la trilogía energética que se compone de la siguiente manera:
- La energía de la voluntad
- La energía de la conciencia
- La energía del Amor
Sin la intensificación de estas energías, el conocimiento solo de los poderes no permitirá sino una utilización mínima, incluso superficial de los mismos.
La trilogía energética resulta de la unión de las tres expresiones de la energía, es decir la voluntad asociada con el chakra del hara, el amor, asociado con el chakra del corazón y la conciencia, asociada con el chakra del tercer ojo. Es la representación encarnada de la Trinidad del ser.
Es fundamental lograr sentir las vibraciones. Debemos recuperar conscientemente la sensación de esa trinidad como una experiencia real.
Por las prohibiciones y tabúes generados a lo largo de los siglos vivimos más que de las sensaciones, de esa energía vibrando en nosotros, de las emociones que se presentan en forma de tristeza, ira, frustraciones, impaciencia y alegrías pasajeras.
De esta forma no podemos experimentar el aspecto más natural de la energía creadora que, desde el Hara, se eleva hacia el plexo, el corazón y la corona.
La energía de la Voluntad
El ser humano cuando llega a la tierra está buscando, aún inconscientemente, una intensidad existencial, la cual, puede tomar diferentes formas: intensidad en una relación afectiva, en la efervescencia del trabajo, o en la actividad física. Otros se esfuerzan en encontrarla colaborando en pos de un mundo mejor.
El ser humano es, por su misma naturaleza un creador. La energía de la creación se manifiesta en el individuo a través de la energía de la voluntad, la energía de existir.
Cuando la dupla alma-espíritu se manifiesta en la encarnación hay una concientización del feto, hay en este momento una intensidad que está asociada a la comunión entre la dimensión física, concreta y material de la carne, de la materia de ese feto y la dimensión luminosa sutil
Se crea un campo magnético. La poderosa energía de la Presencia Yo Soy queda grabada en él. Este momento es muy importante porque esta intensidad extática estará en adelante grabada en todas sus células.
Entonces el ser a través de estados de interiorización puede experimentar la unión con el Todo. Pero también puede experimentar la unión con el Todo mediante el despliegue de su fuerza o de su movimiento creador en una forma de exteriorización.
O sea, esa unión, esa apertura a lo universal puede experimentarse y conseguirse o mediante la interiorización y el recorrido meditativo, o mediante la exteriorización y el recorrido creador.
Esto sigue un movimiento natural: la inspiración y la exhalación, la reconexión con la fuente y la creación. Así, el acto de reconectarse con la fuente corresponde a la inspiración.
Pero también es necesario exhalar, emitir el aliento. La exhalación corresponde al segundo tipo de actividades, es decir, la creación y la expresión del ser.
Entonces, la búsqueda de la intensidad está asociada a una voluntad profunda que vas más allá de querer vivir esto y obtener esto otro. La energía de la voluntad es una expresión de la energía vital que le permite al hombre existir. La fuerza de vida o voluntad de vivir presente en cada uno es mucho más intensa de lo que uno se imagina.
La voluntad es una expresión del Yo Soy verdadero. Es la potestad de crear.
La fuerza de voluntad no es cerebral, sino que se sitúa más bien en el Hara (bajo vientre). Para poder ejercer nuestros poderes, debemos sentir esa energía poderosa de la voluntad e intensificarla.
La energía de la Consciencia
Es la segunda expresión energética que constituye las bases de los poderes creadores del ser. Está ligada al tercer ojo. Está asociada con el Espíritu (el Yo Superior).
Esto quiere decir que el movimiento creativo universal está orientado, tiene un sentido y una estructura.
Entonces la voluntad es la energía que permite el despliegue del ser. La conciencia le da una orientación, una dirección para dar sentido a todo esto.
La conciencia es, pues, lo que nos permite relacionarnos con el conocimiento sutil que da sentido a nuestra vida. Tal sentido es esencial para crecer con armonía, equilibrio y salud. Si no le encontramos sentido a nuestra vida algo está pasando con algún aspecto de nuestra trilogía.
Nos sentiremos totalmente equilibrados cuando nuestros pensamientos, palabras, acciones y gestos tengan un sentido, o sea, colabore con un recorrido que nos conduzca a nuestros ideales, determinados por la conciencia (presente en toda nuestra estructura celular).
El poder del Amor
El amor es la tercera expresión de la energía que constituye las bases de los poderes reales del ser. Está asociado con el chakra del corazón. El amor es una energía de creación. El individuo sentirá un amor profundo por sí mismo cuando se reconozca y se autorice para expresarse según los que lleva profundamente dentro de sí. Su esencia es el conjunto de los dones, talentos y cualidades naturales que existen en él (aún, inconscientemente) para servir a su mandato de encarnación.
Ya hemos oído de pluma y boca de todos los Maestros y Sabios de la importancia del amor a uno mismo. Esto no significa que aceptemos complacientemente nuestras dificultades, nuestros caprichos y deseos, los rasgos de nuestro carácter, las contracciones de la personalidad, del individuo tal como se presenta. Sino el reconocimiento de todo lo que lleva en su interior como luz y belleza. Es tener la convicción de nuestra naturaleza universal, con talentos y cualidades esenciales gracias a las cuales podemos transformar nuestros deseos, nuestros rasgos del carácter de nuestra personalidad a fin de que nos sirvan a esa esencia.
Si bien el amor a uno mismo nos invita a qué dejemos de juzgarnos, de culpabilizarnos o de renegar de nosotros mismos, no significa tampoco que debamos aceptar pasivamente nuestro lado sombrío. El amor a uno mismo es el reconocimiento y el redescubrimiento de nuestros aspectos luminosos y la autorización sin juicio para desplegarlos a fin de disolver las sombras.
Cuando reconocemos nuestro ser con sus talentos y su belleza, brota la alegría. De esta forma se despliega nuestra esencia, y nos sentimos creadores. Y al sentirnos creadores, nos sentimos universales, pues el ser creador es la naturaleza misma del universo y al identificarnos con el universo experimentaremos alegría.
Al intensificar la trilogía energética en nosotros mismos, fortalecemos las bases de los poderes reales. Para lograrlo primero debemos tomar conciencia de ello, luego prestar atención a la energía que vibra dentro nuestro y que se puede sentir física y psíquicamente y por último dejarnos guiar e inspirar por ésta.
Entonces la intención asociada con la elevación del ritmo vibratorio (hasta alcanzar nuestra frecuencia fundamental individual) con la amplificación del campo magnético, nos permitirá entrar en los procesos de sanación, de creación y proyección de nuestra vibración. Para que las personas puedan ejercer sus poderes es necesario intensificar cada una de las expresiones de su energía, es decir, la voluntad, la conciencia y el amor.
Entonces recordemos:
- Amor/Corazón: reconocimiento de nuestra divinidad y unión con el conjunto.
- Conciencia/tercer ojo: dar sentido, inspiración y dirección a la energía
- Voluntad/Hara: pulsión de vida, fuente y fuerza generada.
1 Extraído del libro “Manifestar los Poderes Espirituales” del Maestro Saint Germain canalizado por Pierre Lessard.
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