Mediante la práctica de la elevación del ritmo vibratorio, favorecida especialmente por la meditación y la contemplación, es como de a poco alcanzaremos nuestra frecuencia fundamental individual.
1 Esta es la frecuencia de nuestra esencia, pues cada uno tenemos también una esencia individual. O sea, cada uno de nosotros somos distintos por el conjunto de nuestras cualidades, dones y talentos. A través de nuestra esencia expresamos el tinte, el color y el perfume de nuestra pulsión de vida, así como también nuestra fuerza energética.
Nuestra frecuencia individual
Somos seres individuales y a la vez universales y nos presentamos en una frecuencia que nos es propia. Y gracias a nuestra frecuencia nos podemos relacionar con los demás, así como con otras formas de vida. A través de esta frecuencia podemos acceder a puertas de comunicación en diferentes planos de conciencia, diferentes dimensiones y con diferentes formas de vida (existentes en la naturaleza de este mundo o de otros mundos extraterrestres e intraterrestres).
Sin embargo, las grabaciones de recuerdos presentes genéticamente, las influencias de la sociedad harán que (muchas veces inconscientemente) busquemos identificarnos con nuestro medio y vibrar en la frecuencia de la masa. Por consiguiente, hemos bajado nuestro ritmo vibratorio y por lo tanto nuestra capacidad de comunicación con lo sutil.
Nosotros llevamos dentro nuestro, una expresión del universo entero, al igual que cada una de nuestras células llevan el conocimiento, la vibración de todo nuestro ser encarnado. El universo se manifiesta mediante la unión de todas esas células. Y estas células tienen una frecuencia que le es propia, una expresión de la frecuencia global del universo. Cada partícula unida con las demás partículas constituye el universo en su frecuencia universal.
Por ende, cada ser humano se expresa naturalmente en una frecuencia particular que le permite armonizarse con cada una de las demás frecuencias para constituir el Todo.
El ritmo cardíaco
Un ejemplo de frecuencia es la del ritmo cardíaco. Podemos observar como nosotros los seres humanos recuperamos la calma, la paz en un movimiento repetitivo asociado con los latidos del corazón.
Cuando llegamos a la tierra experimentamos primero la unión con otro ser, nuestra madre, estamos dentro de su cuerpo. Y en ese cuerpo de nuestra madre sentimos la frecuencia de ese ser, representada por el latido de su corazón.
Antes de encarnar existimos en el universo entero, no tenemos sensación de separación. Es una expresión de unión total. En la encarnación, al manifestarnos en un cuerpo físico y a causa de la densidad, tenemos la sensación de estar desunidos y separados. Durante el período de gestación recuperamos la sensación de unión con el cuerpo de nuestra madre. El latido del corazón de nuestra madre, que representa su frecuencia, es con lo que nos podemos asociar para reencontrar la paz.
El latido del corazón es una forma de emitir vibración. El corazón físico está asociado con el timo y las glándulas superiores del cuerpo.
Somos una antena
Somos una antena que acoge y recibe las vibraciones de todas las formas de vida que nos rodean, pues cada forma de vida es en sí una energía en movimiento y como está en movimiento crea y emite vibraciones. Somos una antena que recibe y emite vibraciones y estas vibraciones son emitidas y recibidas en una frecuencia precisa, propia de cada uno, y atraemos su similar favoreciendo la comunicación, la comunión.
Nosotros como seres de naturaleza universal tenemos la posibilidad de vibrar en varias frecuencias, por ende, podemos transformar nuestra frecuencia.
¿Cuál es la razón de recuperar la frecuencia fundamental?
¿Cuál es su beneficio? Esta nos permite una relación continua con el Yo, en el acceso ininterrumpido a la propia inspiración. Estar a la escucha sin esforzarse para escuchar.
Además. recuperar la frecuencia fundamental en que vibra nuestra alma, que es la misma frecuencia con la que vibran nuestras células, pues se han originado en una célula madre o maestra portadora de la vibración del espíritu en cada uno de nosotros, facilita la sanación, pues la sanación está asociada a un movimiento natural de regeneración celular y este movimiento se hace más fácil cuando tendemos a nuestra frecuencia fundamental, en un recorrido consciente de elevación de nuestro ritmo vibratorio.
Nuestra elección
Recuperar nuestra frecuencia fundamental es una elección de parte nuestra. Esta asociada con el latido del corazón, por ende, también con el timo y con tres glándulas epífisis o pineal, hipófisis o pituitaria y la glándula tiroides. Estas glándulas están asociadas con la corona, con el tercer ojo y con el centro de expresión. Están en sí en armonía con el corazón, el cual ha de manifestar la elección real nuestra y la convicción acerca de quienes somos. Es a partir de una elección del corazón como estaremos en condiciones de emitir en la frecuencia verdadera.
Esta elección supone un respeto y amor profundo por quienes somos. No en relación con los caprichos y deseos o necesidades, sino en nuestra naturaleza verdadera universal y en nuestra individualidad que represente una parte del Todo Universal
¿Cómo recuperar nuestra frecuencia vibratoria fundamental?
A lo largo de nuestros encuentros aprenderemos aquellas prácticas que nos ayudaran a ir recuperando paulatinamente nuestra frecuencia vibratoria fundamental. En un principio dense tiempos para meditar a fin de favorecer estados de expansión.
La práctica regular de la meditación y otras prácticas que aprenderemos para comenzar un despertar energético cotidiano (enseñanzas del Maestro Saint Germain) no ayudará en el proceso como una primera fase hacia la iluminación.
No es un asunto de técnica sino de vibración, de una elección interior, vibratoria, que hará que nuestras glándulas (epífisis, hipófisis y la tiroides) se armonicen con el espacio del pecho, del corazón y manifiesten su plena frecuencia. De esta manera, guiados por nuestro Maestro interior o Maestro de Luz, podremos expresar realmente la elección de vibrar a nuestra frecuencia fundamental.
De esta manera nuestros poderes de sanación y de manifestación irán en aumento hasta recuperar nuestra frecuencia individual fundamental. En este momento, nuestros poderes de comunicación y de proyección estarán todos despiertos.
Pueden dedicar algunos minutos al día a meditar sintiendo la sensación de vibración de los latidos de vuestro corazón. Para ello, colocar los dedos sobre la muñeca en la zona donde se sienten los latidos y concentrarse sobre estos latidos.
Caso contrario, les sugiero algunas direcciones de you tube donde se encuentran grabados los latidos del corazón. Pueden meditar usando estas grabaciones. Para ello utilizar audífonos.
1 Texto extraído del libro “Manifestar los Poderes Espirituales” canalización de Pierre Lessard de las enseñanzas del Maestro Saint Germain.
Deja una respuesta