A través de la sabiduría que nos brinda la filosofía, la metafísica y las ciencias ocultas y sagradas, trataremos de respondernos las preguntas existenciales que como seres humanos nos hacemos constantemente:
¿Quién soy realmente?
¿De dónde vengo y hacia dónde voy?
¿Por qué estoy aquí?
¿Cuál es mi destino? ¿tengo una misión?
¿Alguien me creó?
¿Realmente existe Dios?
De todas estas preguntas, creo, que la primera que nos tendríamos que hacer es si creemos o no creemos que existe un Ser Superior, Todopoderoso y Eterno, por quien fuimos creados.
Una respuesta al respecto nos la da El Kibalión
¿Qué es el Kibalión?
Es una filosofía hermética del antiguo Egipto y de Grecia, fundada por Hermes Trismegisto, a quién llamaban “el elegido de los dioses”, el gran sol central del ocultismo.
Y El Kibalión dice así:
“Más allá del Cosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la Realidad Sustancial, la Verdad Fundamental”
Sustancia significa lo que yace oculto bajo toda la manifestación externa, la realidad esencial, la cosa en sí misma, el elemento esencial, el Ser Real, eterno, permanente, fijo.
Cuando observamos el Universo, vemos un cambio continuo en todo lo que nos rodea, en la materia, en las fuerzas, inclusive, en los estados mentales. Todo nace, crece y luego muere. Hay construcción y hay destrucción, hay vida y luego muerte.
Todas las cosas en el mundo físico, en la materia, cambian constantemente. Son simples apariencias externas o manifestaciones de algún poder, continúa diciendo el Kibalión, que se oculta tras ellas, de alguna realidad sustancial encerrada en las mismas.
La vida eterna
Recordemos aquí la promesa del Maestro Jesús de una vida eterna bienaventurada.
Entonces la pregunta es ¿si todo cambia, nace, crece y se muere, de qué trata esa promesa de una vida eterna?
Esto nos hace pensar que hay algo en nosotros que es eterno y que se está manifestando a través de esa apariencia física que tenemos, esa materia que es nuestro cuerpo y que como sabemos y podemos constatar, en algún momento se destruye, desaparece. Muere.
Ese algo que se está manifestando a través de nuestra apariencia física es la esencia que realmente somos, un alma, una manifestación individualizada del Creador, una parte de Su Esencia.
Por eso el Maestro Jesús nos dijo:
“Dentro vuestro está el Reino de los Cielos, no lo busquéis en otra parte”
Y el Todo debe ser todo lo que realmente es. No puede existir nada fuera del Todo, pues sino no sería tal, sigue diciendo El Kibalión.
Es infinito, nada hay que lo defina ni limite. Es continuo y omnipresente, todopoderoso y absoluto. Es inmutable, es decir, no está sujeto a ningún cambio en su naturaleza real.
Entonces, continúa El Kibalión, debe deducirse que todo lo que es finito, mudable, transformable y condicionado no puede ser el Todo y como nada puede existir fuera de Él, en realidad todo lo que sea finito debe ser nada realmente. Una ilusión.
Una ilusión
Los hindúes lo llaman “Maya”, la ilusión de Maya.
Los budistas lo definen como “una concepción errónea de una existencia real”, lo que también designan como “ignorancia” que se adhiere a un extremo, el de la cosificación. Es decir, no creemos en nada que no sea una “cosa” que podamos ver con nuestra limitada visión física. Y esto es para los budistas lo que nos impide ver la realidad tal cual es.
Por lo tanto, cabe preguntarnos, si las cosas físicas que vemos son una ilusión, ¿qué es entonces la materia?
Esto lo responderemos en nuestro próximo episodio.
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