¿Qué significa meditar?
Podríamos decir que la Meditación es una experiencia. ¿Qué tipo de experiencia? Fundamentalmente es una experiencia de encuentro con nuestro Yo Superior. Con nuestra Divina Presencia Yo Soy. Con ese Dios, ese Creador de todo lo que es. Es la forma que tenemos de conectarnos con nuestro Ser Divino, con ese Dios que siempre está con nosotros, acompañándonos en nuestras experiencias. Porque como dijimos, no podemos estar separados de Dios, porque Dios no se puede separar. Somos uno con Él y, por lo tanto, Él vive en cada uno de nosotros.
Los problemas con nuestra mente
Pero muchas veces, nos olvidamos de este hecho y creemos que estamos solos en nuestro proceso creativo y es así como comenzamos a crear cualquier cosa, generalmente molestas, que solo nos proporcionan malestar, sufrimientos, angustias. Dejamos que nuestra mente vaya para cualquier lado creando infortunios por doquier.
Tenemos dos problemas: uno, que no sabemos controlar nuestra mente, no sabemos calmarla. Y el otro, que no nos damos cuenta que estamos pensando con la mente de Dios, nuestro Creador. Pero como nos dio libre albedrío, como una forma de realizar nuestros aprendizajes de dominio de la mente y de las leyes, respeta nuestros pensamientos, respeta nuestras creaciones, y espera que algún día nos convirtamos en Maestros, nos unamos a Él en nuestras creaciones y, de esta manera solamente creemos situaciones que nos proporcionen dicha y gozo.
Vivir conectados
Para que esto suceda, debemos aprender y tomar como hábito vivir conectados, constantemente, con nuestro Yo Superior, que es la Presencia Divina en nosotros. Saber conversar con esa Presencia, pedirle ayuda, comprometernos a crear nuestras vivencias siempre unidos a Él, para que estas vivencias sean perfectas, placenteras. Y esto es la finalidad fundamental de la Meditación.
Una experiencia de encuentro con Dios. Un encuentro que se produce en ese campo de la potencialidad pura (que no es ni más ni menos que la Divina Sustancia de Todo lo que Es). Y allí nos unimos con esa Luz, ese contacto magnífico con nuestro Creador, donde existen infinitas posibilidades de creatividad, de crecimiento y de evolución espiritual. Allí percibimos lo que realmente somos.
El estado de iluminación
Llegar a la cúspide de esa iluminación es lo que los yogis llaman Samadhi, Iluminación o Realización del Ser y otros llaman Nirvana.
La meditación es el camino para el buscador que aspira ir más allá de las metas limitantes del mundo fenoménico y alcanzar un estado de elevación espiritual. Con la meditación nos preparamos para entrar en la dimensión de vibración más elevada, que es la que se genera en el Amor incondicional de Dios.
Pero, para llegar a esto, es necesario prepararse, practicar diariamente la meditación y sobre todo ir corrigiendo los desequilibrios de nuestra personalidad tal como hemos visto hasta ahora en nuestros encuentros anteriores, en los distintos tramos de este viaje que hemos emprendido en busca del paraíso perdido.
Porque llegar a ese estado de iluminación significa haber llegado al Paraíso. Y vuelvo a repetir, para ello no es necesario desencarnar, porque siguiendo el camino del Maestro vamos a poder traer ese paraíso a la tierra o en dondequiera nuestra alma haya decidido vivir sus experiencias.
Los poderes espirituales
1 El Maestro Saint Germain, en su libro “Manifestar los poderes espirituales”, expresa que para manifestar esos poderes se requieren sólidas bases y, entre ellas, es adquirir un ritmo vibratorio elevado. Para lo cual es necesario ir corrigiendo nuestros hábitos de comportamiento, tal como lo hemos ido manifestando a lo largo de nuestros encuentros. Dice el Maestro Saint Germain: “esta elevación del ritmo vibratorio favorecerá la meditación y la contemplación, las cuales, a su vez, son inductoras de estados expansivos. Más aún, la meditación y la contemplación vividas con regularidad permitirán a nuestro ser elevar su ritmo vibratorio. En otras palabras, cuanto más acudamos a esta práctica, más mantendremos un ritmo vibratorio óptimo”.
La meditación nos permite recuperar la sensación del estado de unión con el Todo. Nos permite integrar nuestro quehacer cotidiano a una realidad más vasta, universal. Nos permite estar presente en todo.
La diferencia entre meditación, visualización y reflexión
Hay muchas formas de meditar. Algunos confunden la meditación propiamente dicha, con el logro de la calma mental, de apaciguar la mente y aminorar el efecto de nuestras emociones adversas. Si bien algunas prácticas meditativas se realizan con este fin, y por eso no dejan de ser válidas, en realidad este logro de la calma mental, tiene que ser un medio para un fin último que es ese encuentro con nuestro Yo Superior, con la Divinidad en nosotros, a que nos hemos referido anteriormente.
Muchas veces confundimos la meditación con un momento de interiorización, de creación de imágenes mentales, o incluso de reflexión. Sin embargo, la meditación es un espacio de sensaciones del Yo y no de pensamientos, de reflexiones o de visualizaciones. No se trata de simples pensamientos ni de imaginación. La meditación es un nutrirse del conocimiento sutil que se impregna en nosotros sin que lo busquemos, es un nutrirse de la luz con la cual vibramos cada vez más intensamente.
Podemos dedicarle nuestra meditación a seres o causas, pero no podemos meditar sobre un tema, pues esto significaría reflexionar sobre el mismo. Aunque, no obstante, podemos solicitar que a través de nuestra meditación broten inspiraciones o conocimientos sobre un tema preciso.
En encuentros posteriores hablaremos sobre las diferencias entre la meditación, la contemplación, la visualización, etc. Porque a veces debemos utilizar estas prácticas como paso previo para aprender a meditar como modo de encuentro con nuestra divinidad. De nuestra meditación con la Realidad Última como lo mencionan los Budistas.
¿Qué pasa cuando meditamos?
La meditación actúa sobre la hipófisis (o pituitaria, que actúa en la coordinación, el equilibrio y la armonía), la epífisis (o glandula pineal, que regula nuestros ciclos, está conectada con el tercer ojo y por lo tanto se dice que es la que nos conecta con la visión superior) y el sobre cerebro en general. Cuando meditamos la glándula pineal genera endorfinas, dándonos una placentera sensación de calma, instante en que el cuerpo y la mente se hayan en armonía. Se estimula el cuerpo mental superior.
El vibrar en un espacio meditativo, nos facilita la recepción de conocimientos, nos asegura una intimidad con un conocimiento puro, con el universo. Cuanto más meditamos, más elevamos nuestro ritmo vibratorio y adquirimos una comprensión, una sensación natural de quienes somos y de lo que representan nuestros poderes reales. Pero todo ello requiere mucha práctica.
La meditación nos permite, entonces, desarrollar estados más elevados de conciencia, pero, para ello es necesario preparar previamente nuestro cuerpo y nuestra mente a través de ejercicios físicos y de respiración. Entonces este es nuestro paso previo.
Este estado más elevado de conciencia nos permite con el tiempo y con mucha práctica, llegar a ese estado de iluminación, estado de gracia, nirvana o samadhi, que equivale a un estado de unión o yoga de la mente consciente con la mente universal o Dios.
Llegar a este estado cúlmine no se produce fácil ni rápidamente, se necesita mucha práctica de Meditación, mucha dedicación y mucho abandono a lo que Realmente Es.
Cuidar nuestro cuerpo
Para ello, como señalamos más arriba, debemos hacer apto el cuerpo. Debemos abastecerlo de energía, proporcionarle alimentación saludable, suficiente oxígeno y prana a través de las prácticas de respiración, beber líquidos puros, agua y jugos de frutas y tomar sol para absorber sus rayos ultravioletas necesarios para un buen abastecimiento de energía.
La Realización del Ser
2 El Maestro Yogananda nos dice que la Realización del Ser, es el poseer, a nivel de nuestros cuerpos, mentes y almas, el conocimiento de que somos uno con la omnipresencia divina; saber que no solo estamos próximos a ella en todo instante, sino que la omnipresencia de Dios e nuestra propia omnipresencia; y el saber que nuestro propio ser es y será invariablemente siempre parte del Señor, y que todo cuanto necesitamos es profundizar dicho saber.
Entonces, realización del Ser significa el conocer nuestra propia alma y su unidad con el Padre. Poder percibir la conciencia Crística que se encuentra universalmente presente en cada átomo de la creación. Para llegar a este estado de concentración y meditación perfecto, es necesario, entonces, preparar el cuerpo, energizarlo y mantenerlo sano y fuerte.
Los yogis aconsejan antes de la meditación hacer algunos ejercicios de energetización y relajación del cuerpo y también de la mente. Para esto último se necesita aprender a controlar el flujo de los pensamientos. Cuando puedas permanecer calmado todo el tiempo a pesar de las circunstancias difíciles que se te presenten, y hayas logrado mantener una fe inquebrantable en Dios, estarás en verdad mentalmente relajado.
1 Extraído del libro del Maestro Saint Germain “Manifestar los poderes espirituales” canalizado por Pierre Lessard.
2 Lecciones del Maestro Paramahansa Yogananda para la Autorealización del Ser.
Deja una respuesta