La segunda ley que menciona Deepak Chopra en su libro “Las siete leyes espirituales del Éxito” es la Ley del Dar.
1 Al respecto dice que el Universo opera a través de un intercambio dinámico. Entonces Dar y Recibir son aspectos diferentes del flujo de energía en el Universo.
Si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida.
La Ley del Dar y Recibir
Esta ley podría llamarse también la ley del dar y recibir, justamente porque el universo opera a través de un intercambio dinámico. Nada es estático. El flujo de la vida no es más que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia.
Puesto que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando la sangre deja de circular, comienza a coagularse y a estancarse.
Por ello debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza y la afluencia de cualquier cosa que deseemos en la vida, circulando permanentemente.
La palabra “afluencia” significa “fluir en abundancia”. El dinero es un símbolo de la energía vital que intercambiamos y de la energía vital que utilizamos como consecuencia del servicio que prestamos al universo.
Por tanto, por ejemplo, si impedimos la circulación del dinero, si nuestra única intención es acaparar el dinero y aferrarnos a él, impediremos también, puesto que el dinero es energía vital, que éste vuelva a circular en nuestra vida.
Para que esa energía fluya constantemente hacia nosotros, debemos mantenerla en circulación. Al igual que un río, el dinero debe mantenerse en movimiento, o de lo contrario comienza a estancarse, a obstruir, a sofocar y a estrangular su propia fuerza vital. La circulación lo mantiene vivo y vital.
Toda relación es una relación de dar y recibir. El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar.
Cuánto más demos más recibiremos porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. En realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es dado.
La Intención Detrás del Acto de Dar
Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia. Cuando damos a regañadientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar.
Pero al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por lo tanto, genera abundancia.
La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón. Por eso el acto de dar debe ser siempre alegre (la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar). De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.
Conversaciones con Dios: La Abundancia y el Dinero
2 En este sentido también, una de las preguntas puntuales que hizo Neale D Walsh a Dios transcrita en su libro Conversaciones con Dios fue ¿Por qué parece que en mi vida nunca puedo conseguir el dinero suficiente? ¿Estoy destinado a estar siempre sin un duro y haciendo equilibrio? ¿Qué es lo que me impide realizar mi pleno potencial respecto al dinero?
Y Dios le contesta de la siguiente manera: “tú problema consiste en no entender los principios de la abundancia, unido a un juicio bastante equivocado acerca de lo que es “bueno” y lo que es “malo”. Tienes también la idea de que Dios es bueno y el dinero es malo. Por lo tanto, en tu sistema de pensamiento, Dios y el dinero no son compatibles.
Esto hace difícil que aceptes dinero a cambio de algo bueno. Por lo tanto, si consideras que algo es muy bueno, su valor en términos de dinero es menor para ti. Así, cuanto mejor es algo (cuanto más merece la pena), menos dinero vale.
No eres el único que piensa así, toda la sociedad lo cree. Todo esto es consecuencia de un pensamiento equivocado. Y esto tiene que ver con nuestra idea del dinero. Lo amáis, pero a su vez pensáis que es la raíz de todo mal. Lo adoráis, y no obstante lo llamáis vil metal. Si alguien se hace rico haciendo cosas buenas, inmediatamente les resulta “sospechoso”.
De esta manera, pensamos que, la persona que elige la más alta vocación, debe ser la peor pagada.
Recuerden que los pensamientos son creadores. De modo que, si piensas que el dinero es malo, y tú eres bueno, el conflicto es evidente.
La mayoría de la gente hace cosas que detesta para poder vivir, de modo que no les molesta ganar dinero con ello “mal por mal” suelen decir. Ahora si hacer alguna actividad que amas, según nuestro sistema de pensamiento, ganar mucho dinero con ello sería obtener mal por bien, lo cual les resulta inaceptable.
He aquí la auténtica ambivalencia respecto al dinero. Una parte de ti lo rechaza, y otra parte de ti siente no tenerlo. Ahora bien, el universo no sabe qué hacer con esto, porque recibe de ti pensamientos diferentes. No tienes un objetivo claro; no estás realmente seguro de qué es para ti lo verdadero. El universo viene a ser como una gran fotocopiadora; simplemente produce una serie de copias de tus pensamientos.
Y lo peor de todo esto es que todo este proceso de pensamiento lo realizamos inconscientemente, de aquí la necesidad de que vayamos cada día tomando más consciencia, siendo más conscientes de lo que pensamos, decimos y hacemos.
Entonces, le sigue respondiendo Dios, para cambiar esto, tienes que cambiar tus pensamientos sobre ello
¿Cómo cambiar un pensamiento?
Dice Dios: El método habitual de creación es un proceso de tres etapas que comprende el pensamiento, la palabra y la obra o acción. Primero viene el pensamiento, la idea generadora, el concepto inicial. Luego viene la palabra.
La mayoría de los pensamientos se transforman en palabras, que a menudo luego son escritas o pronunciadas. Esto proporciona energía añadida al pensamiento, lanzándolo al mundo donde puede ser percibido por otros.
Finalmente, en algunos casos, las palabras se convierten en acción y se obtiene lo que se llama un resultado, una manifestación en el mundo físico de lo que empezó siendo un pensamiento.
Todo lo que afecta a vuestro mundo artificial surge de este modo, utilizando los tres centros de creación.
Pero aquí surge la pregunta: ¿Cómo cambiar un pensamiento promotor?
Y sigue diciendo Dios: El modo más rápido de cambiar un pensamiento raíz o una idea promotora, es invertir el proceso pensamientos, palabra, obra.
Para ello hay que realizar la acción que lleve consigo el nuevo pensamiento. Luego pronuncia las palabras que quieras que lleven consigo el nuevo pensamiento. Hazlo bastante a menudo, y enseñarás a tu mente a pensar de una nueva manera.
De esta manera se extraen de raíz los pensamientos arraigados, muchas veces inculcados por otros, por el mundo, por las creencias, por hábitos ancestrales.
Hay otro pensamiento raíz respecto al dinero, arraigado en la humanidad, y es que no hay bastante. En realidad, tenemos este pensamiento de no hay bastante respecto a todo: no hay bastante dinero, no hay bastante tiempo, no hay bastante agua, no hay bastante comida, compasión en el mundo etc, etc. De cualquier cosa buena resulta que no hay bastante.
Se trata de un círculo vicioso cuando el pensamiento es negativo. Tienes que encontrar el modo de romper el círculo. El pensamiento guía la experiencia, que a su vez guía el pensamiento, que a su vez guía la experiencia. Cuando el pensamiento promotor es alegre, puede producir una alegría constante. Cuando el pensamiento promotor es infernal, puede producir (y de hecho lo hace) un continuo infierno.
El truco consiste en cambiar el pensamiento promotor. ¿Cómo hacerlo?
Primero es invertir el paradigma de pensamiento, palabra, obra. Para eso hay que hacer antes de pensar.
Por ejemplo, vas andando por la calle y te cruzás con una anciana que pide limosna. Te das cuenta que está piel y huesos y de que sobrevive día tras día. Instantáneamente sabes, por poco dinero que lleves, seguramente tiene el suficiente como para compartirlo con ella.
Tu primer impulso es darle algunas monedas. Una parte de ti incluso está dispuesta a meter la mano en el bolsillo, buscando algún billete de $1000. ¡Qué demonios, será estupendo para ella, ayúdala!
Entonces aparece el pensamiento ¿estás loco? ¡Solo tenemos $2000 pesos para pasar todo el día! ¿Y quieres darle mil a ella? Entonces tu mano empieza a vacilar.
Otra vez el pensamiento ¡Eh venga ya! ¡No tienes tanto para que vayas regalándolo! ¡Por lo que más quieras, dale algunas monedas y lárgate!
Rápidamente buscas en tu otro bolsillo tratando de sacar algunas monedas. Pero tus dedos solo tantean unas pocas monedas de muy poco valor de $1. Te sientes turbado ¡Tu tan bien vestido y alimentado, vas a darle a esta pobre mujer que nada tiene unas pocas monedas!
Tratas en vano de encontrar al menos una moneda de diez. ¡Ah! Aquí hay una en el fondo del bolsillo. Pero entre tanto has pasado de largo, sonriendo tristemente, y ya es demasiado tarde para volver atrás. Ella no consigue nada, y tú tampoco consigues nada. En lugar de la alegría de ser consciente de tu abundancia y compartirla, ahora te sientes tan pobre como la mujer.
¿Por qué simplemente no le diste el billete? Tu primer impulso fue ese, pero luego se interpuso tu pensamiento. Tu pensamiento de carencia.
La próxima vez decide antes de pensar. Dale el dinero ¡Adelante! Tienes suficiente y conseguirás más. Ese es el único pensamiento que te diferencia de la mujer. Tú sabes con certeza que conseguirás más, mientras ella no lo sabe.
Cuando quieras cambiar un pensamiento raíz, obra de acuerdo con la nueva idea que tengas. Pero debes actuar con rapidez, o tu mente matará la idea antes de que te des cuenta. Y lo digo literalmente. La idea, la nueva verdad, morirá en ti antes que hayas tenido la oportunidad de ser consciente de ella.
Así pues, actúa con rapidez cuando surja la oportunidad, y si lo haces bastante a menudo, tu mente pronto hará suya la idea. Y será tu nuevo pensamiento.
El nuevo pensamiento es tu única posibilidad. Es tú única oportunidad real de evolucionar, de crecer, de ser de verdad Quien realmente Eres.
En este momento tu mente está llena de viejos pensamientos. No sólo de viejos pensamientos, sino, en su mayor parte, de viejos pensamientos de algún otro. Ahora, en este momento, lo importante es cambiar tu mente a este respecto. En esto consiste la evolución.
Ahora hay otro punto muy importante que considerar. No des con la sola intención de mostrar a otros cuanto tienes. Da y comparte siempre desde el corazón. Por compasión, para ayudar a tus hermanos. Veamos ahora que dice la Biblia acerca del dar:
“Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre, que está en el Cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tu des limosna que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”
Recuerden en otro pasaje del Evangelio de Lucas donde habla Jesús sobre la ofrenda de la viuda. Dijo:
“Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir”
Debemos aprender a dar para poder recibir, pero también debemos aprender a recibir. Jesús dijo también:
“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá: ¿Quién de ustedes cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos. ¡Cuánto más el Padre de ustedes que está en el cielo, dará cosas buenas a aquellos que se la pida!»
1 Extraido del libro de Deepak Chopra “Las siete leyes espirituales del éxito”
2 Del libro canalizado por Neale Donald Walsch “Conversaciones con Dios”
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